EL OTOÑO VOLVIÓ

La razón por la que ahora estas aquí no lo se, es más, ni siquiera te he visto aún, ya han pasado algunos meses desde la última vez que mis pupilas te contemplaron, tengo cierto temor e inquietud al observarte de nuevo, la última vez me aturdiste y me sorprendiste, estabas cambiada, tu esencia cambio y de una manera no muy buena; te veía y eras tú; la voz era la misma, pero su tonada cambió; el par de ojos cafés tenían otro brillo y tus gestos eran distantes, eras otra; pero igual había algo en ti que me desconcertaba pero de nuevo te fuiste sin poder descubrir la causa.
Recuerdo que me dijeron, ¡Ella está aquí!, en ese instante me pasaron cientos de imágenes, hechos, esperanzas…; pregunté de quien me hablaban, aunque en mí sabía la respuesta, y cuando se pronuncio tu nombre me sonó más a una broma, por lo cual me puse incrédulo y al confirmar el hecho por otra persona sentí que en mi interior todo se congelaba.
Han pasado varios días desde aquello y aún sigo con ese temor en mi interior, solo que a diferencia de la vez anterior cuento con menos tiempo y el temor crece más.
Ya el sol ha caído en el horizonte varias veces, mientras yo le doy la espalda pienso como encontrarte sin buscar una solución que me lleve a verte sin mostrar mi ansiedad de encontrar mis sentimientos guardados, sentimientos que tienen una pequeña flama que si es avivada se puede convertir en infierno, no creo poder llevarlo en mi interior, me hará perder la realidad.
Cada vez creo que lo mejor es dejarte ir; hasta ahora el destino lo ha decidido así, pero en mi hay una voz que grita que no, es como si perteneciera un ser atrapado en un cuarto oscuro, está agitado y desesperando, golpeando sus brazos con fuerza contra las paredes; es él, me incita a buscarte, es el que rompe con la calma instaurada, y hace que entre al caprichoso, poderoso y peligros mar llamado amor, pero a la vez, él me hace recordar que el amor es un experimento humano, solo para humanos y no para mi.