sábado, 5 de diciembre de 2009

ESTRELLA EN LA NOCHE

Esta noche me levante y mire al cielo y solo vi una estrella, era hermosa, brillante, lejana y eras tu; solo te contemplaba y esperaba que la noche fuera larga para que no desaparecieras; fue una absurda petición y el tiempo insensible; no te vi llegar, ahora no quiero dejarte marchar, pero te vas alejando de mí y yo no puedo hacer nada para evitarlo, ni si quiera se si quieras quedarte para poder estirar mi mano y tratar de alcanzarte o sacar mis alas, volar hacia ti, formar un solo ser en el firmamento y quedar perpetuados en el infinito.
La noche avanza y no me he acercado más a ti, pero siento que tú ya haz advertido mi presencia y que parte de tu luz se ha desviado hacia mí. ¡No! odio esta maldita timidez, hermosa estrella; pero odio aún más el abismo de silencio que hay entre nosotros, donde podré caer y no se si saldré.
Ahora lo sé, el ángel empieza a caer al abismo, sin darme cuenta el sol está empezando a salir, el infame tiempo hizo a las manecillas acelerar su paso a la hora cero; y yo te veré desaparecer.
Reconozco las señales, ya he caminado por este camino, no es el efecto Deja Vu y no tengo que avanzar más para saber lo que pasará. Creo que es hora de emprender la partida mientras pueda caminar con la vista hacia el frente.
No haré caso a esos espejismos que aparecen espontáneamente con el fin de persuadirme.
Las estrellas ya no escriben tu nombre en el cielo, la brisa ya no tiene tu aroma. Pero por cuanto tiempo puedo estar sin ver las estrellas; olvidar que la luna existe; cual es el límite de soportar el calor sofocante en esta habitación vacía donde faltas tú.
De que sirve respirar si ya no puedo percibir tu aroma en el aire, no hay razón de tener piel si no se puede sentir tus caricias en mi cuerpo, porque decir que te daría mi vida cuando ya la haz tomado y esta se desvanece en tus recuerdos.
La existencia de la luz, de las sombras, de los colores, carecen de significado si mi vista ya no puede recorrer las formas de tu figura.
Soñar se volvió una tortura, hasta mi inconsciente desea tenerte junto a mi y eso es tan doloroso como una daga anidando en el corazón, con cada latido que da hiere más pero no mata, al contrario deja vivir sin que me desangre.
La luna se ha completado muchas veces ante mis ojos, el cielo está abierto, veo todas las estrellas brillar cada una es diferente pero ninguna única como su tierna sonrisa.

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